¿Juventud o veteranía?
Nueva temporada, nuevos retos, nuevos árbitros..., nuevos oficiales
Todas las temporadas, al menos desde que nosotros seguimos el balonmano con cierto interés, se produce el mismo debate, especialmente al inicio de cada temporada: ¿árbitros jóvenes o árbitros veteranos?.
Está claro que los clubes quieren que les arbitren los mejores de los mejores, y los entrenadores también, con todas las críticas que ello conlleva. Además, a muchos oficiales (por suerte, no a todos) se les olvida que los árbitros empiezan en las categorías de base, de formación, y les exigen el 100% desde el primer segundo. Casualidad o no, ellos también empiezan por ahí cuando hacen el curso de monitor, y todavía no hay árbitros que les rechisten si plantean mal un partido o toman decisiones equivocadas.
¿Está reñida la juventud con la experiencia? Aparentemente son términos incompatibles, pero en el caso que nos ocupa, tal vez no sea así. Veamos:
- Un árbitro, aproximadamente, suele arbitrar en torno a unos 6 partidos, por fin de semana, entre todas las categorías.
- Tomando en cuenta una competición "media", estas suelen tener unas 20 jornadas.
- Teniendo en cuenta estos pocos datos, estamos hablando de que un árbitro promedio dirigirá a lo largo de una temporada 120 partidos.
En el caso de los oficiales y jugadores, esta cuestión quedaría de la siguiente manera:
- Como norma general, un oficial/jugador puede participar en dos equipos del mismo club.
- Teniendo en cuenta que participan en la misma competición que el árbitro anterior, ésta tiene 20 jornadas.
- A diferencia de los árbitros, este oficial/jugador participa en 40 partidos a lo largo de la competición.
A pesar de que los árbitros son el "blanco fácil" de todo y todos, tienen más participación activa durante la competición que muchos oficiales, acarreando consigo una experiencia, por temporada, tres veces superior a la de los oficiales.
Una vez que a esos árbitros les llega la oportunidad de asaltar el ascenso a categoría nacional, normalmente, están mejor preparados y con la suficiente experiencia como para afrontar ese salto cualitativo.
En lo que a un árbitro de balonmano se refiere, creemos que la juventud no está reñida con la veteranía, ya que la cantidad de partidos que arbitran es superior a la de otro cualquier actor participante en este deporte. Si bien es cierto que los años, y el arbitrar en categorías nacionales, otorgan una tablas que no se adquieren de otra manera, es posible que haya "árbitros veteranos" a pesar de su edad.
No podemos terminar este artículo sin lanzar la siguiente pregunta: en categorías territoriales, ¿se exigen arbitros veteranos por conformismo con lo ya conocido, con sus virtudes y defectos, o miedo a la alta preparación (en muchos casos superior a la de jugadores y oficiales) de los árbitros más jóvenes?
Todas las temporadas, al menos desde que nosotros seguimos el balonmano con cierto interés, se produce el mismo debate, especialmente al inicio de cada temporada: ¿árbitros jóvenes o árbitros veteranos?.
Está claro que los clubes quieren que les arbitren los mejores de los mejores, y los entrenadores también, con todas las críticas que ello conlleva. Además, a muchos oficiales (por suerte, no a todos) se les olvida que los árbitros empiezan en las categorías de base, de formación, y les exigen el 100% desde el primer segundo. Casualidad o no, ellos también empiezan por ahí cuando hacen el curso de monitor, y todavía no hay árbitros que les rechisten si plantean mal un partido o toman decisiones equivocadas.
¿Está reñida la juventud con la experiencia? Aparentemente son términos incompatibles, pero en el caso que nos ocupa, tal vez no sea así. Veamos:
- Un árbitro, aproximadamente, suele arbitrar en torno a unos 6 partidos, por fin de semana, entre todas las categorías.
- Tomando en cuenta una competición "media", estas suelen tener unas 20 jornadas.
- Teniendo en cuenta estos pocos datos, estamos hablando de que un árbitro promedio dirigirá a lo largo de una temporada 120 partidos.
En el caso de los oficiales y jugadores, esta cuestión quedaría de la siguiente manera:
- Como norma general, un oficial/jugador puede participar en dos equipos del mismo club.
- Teniendo en cuenta que participan en la misma competición que el árbitro anterior, ésta tiene 20 jornadas.
- A diferencia de los árbitros, este oficial/jugador participa en 40 partidos a lo largo de la competición.
A pesar de que los árbitros son el "blanco fácil" de todo y todos, tienen más participación activa durante la competición que muchos oficiales, acarreando consigo una experiencia, por temporada, tres veces superior a la de los oficiales.
Una vez que a esos árbitros les llega la oportunidad de asaltar el ascenso a categoría nacional, normalmente, están mejor preparados y con la suficiente experiencia como para afrontar ese salto cualitativo.
En lo que a un árbitro de balonmano se refiere, creemos que la juventud no está reñida con la veteranía, ya que la cantidad de partidos que arbitran es superior a la de otro cualquier actor participante en este deporte. Si bien es cierto que los años, y el arbitrar en categorías nacionales, otorgan una tablas que no se adquieren de otra manera, es posible que haya "árbitros veteranos" a pesar de su edad.
No podemos terminar este artículo sin lanzar la siguiente pregunta: en categorías territoriales, ¿se exigen arbitros veteranos por conformismo con lo ya conocido, con sus virtudes y defectos, o miedo a la alta preparación (en muchos casos superior a la de jugadores y oficiales) de los árbitros más jóvenes?
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